La técnica está indicada para curar enfermedades propias del vítreo pero, aun estando el vítreo en buenas condiciones, puede ser necesario extraerlo para trabajar directamente sobre la retina y tratar otras enfermedades que afecten a este tejido.
El cirujano realiza tres pequeñas microincisiones (menos de 1 mm) en la esclera o pared externa del globo ocular, a través de las cuales se accede a la cavidad vítrea y se introducen delicados instrumentos para practicar la intervención: una luz de fibra óptica que ilumina la retina, una cánula de irrigación que mantiene la presión intraocular y un vitrectomo que corta y extrae el vítreo, además de utilizarse tijeras o pinzas seleccionadas para cada caso.